domingo, 24 de julio de 2011

Discurso del presidente Leonel Fernández

“La República Dominicana Frente a la Crisis Mundial”.-Compañero Doctor Reynaldo Pared Pérez, Secretario General del Partido de la Liberación Dominicana; Compañero Licenciado Danilo Medina, Candidato Presidencial del Partido de la Liberación Dominicana; Compañeros miembros del Comité Político y del Comité Central del PLD; Compañeros representantes de las distintas fuerzas políticas integradas en el Bloque Progresista; Distinguidas personalidades;
Pueblo dominicano:
    El pasado 15 de julio, con ocasión de la evaluación de la quinta y sexta revisiones del Acuerdo Stand By que nuestro país lleva a cabo con el Fondo Monetario Internacional, las cuales fueron aprobadas sin objeción ni votos en contra de ninguno de los miembros del Directorio, este organismo crediticio internacional elogió la política económica que se ejecuta en la República Dominicana.

Lo hizo en los siguientes términos:
“Las condiciones macroeconómicas en la República Dominicana siguen siendo muy favorables, y las políticas previstas en el programa respaldado por el Fondo han contribuido a mantener la estabilidad.”
    De igual manera, el Fondo Monetario Internacional expresó su complacencia en la determinación de las autoridades dominicanas en el mantenimiento de la estabilidad financiera, el fortalecimiento de la supervisión bancaria  y la adopción de medidas para racionalizar las exenciones tributarias.
    Así pues, de conformidad con el FMI, el Gobierno de la República Dominicana está conduciendo la política económica por senderos de estabilidad y confianza; y eso, a nuestro humilde modo de ver, debe merecer el reconocimiento de todos los sectores de la vida nacional.
    Pero la mayor prueba de confianza en la buena conducción de la economía dominicana, se obtuvo el pasado jueves 21 de julio, cuando el país puso a la venta una emisión de bonos soberanos por 500 millones de dólares, a diez años, con lo cual se financiarán gastos contemplados en el presupuesto del 2011.
    Luego de ponerse en venta los bonos de la República Dominicana, sólo en la primera hora los mercados reaccionaron demandando más de 3 mil millones de dólares, es decir, seis veces la cantidad que estábamos colocando.
    Esa, sin duda alguna, es una prueba adicional de confianza de los inversionistas internacionales en el buen desempeño de la economía nacional.
    Por estos bonos, la República Dominicana pagará la tasa anual de 6.95%, la más baja tasa de interés lograda por el país en colocaciones de bonos soberanos.   
    Esto cobra mayor realce, cuando, sobre todo, en la actualidad los mercados soberanos presentan graves dificultades y falta de confianza ante la incertidumbre económica de los Estados Unidos y las economías de la denominada Zona Euro.
    Como contraste, es preciso indicar que en el 2001, cuando se realizó la primera colocación de bonos soberanos, la tasa obtenida fue de 9.5%, es decir, alrededor de un 27% más alta que la colocación que acabamos de realizar.
    En el año 2003, el gobierno del Partido Revolucionario Dominicano firmó un acuerdo stand by con el Fondo Monetario Internacional.
En la carta de intención de las autoridades del gobierno del PRD al Fondo Monetario Internacional, se lee lo siguiente:
“Se han originado desviaciones sustanciales con respecto al programa, y la mayoría de las metas cuantitativas para finales del 2003 no fueron alcanzadas.”
Como puede observarse, se trata de una confesión del propio PRD de que no cumplió con las metas del Fondo Monetario Internacional.
En marzo del 2004, la firma calificadora de riesgo Moody´s, refiriéndose a la situación del país, decía:
“Los factores que han llevado a la situación actual han sido ampliamente documentados. Choques externos adversos e incidentes internos procedentes del sector bancario… fueron los detonantes iniciales, pero una inadecuada respuesta de la política económica ha jugado un papel fundamental, complicando la situación que ha llevado a un creciente sentimiento de ansiedad que ha contribuido al virtual colapso del peso dominicano. Como resultado de esa secuencia de acontecimientos, una cuasi – sistémica crisis bancaria evolucionó hacia una crisis total de la moneda y se convirtió en una crisis generalizada de confianza, que se refleja en una erosión de la credibilidad de la capacidad del Gobierno para restaurar el orden económico.”
En sus relaciones con el Fondo Monetario Internacional, el gobierno del PRD nada más pudo aprobar una de las revisiones, lo cual quiere decir, si lo expresáramos en términos escolares, que sólo pasó de kindergarden a pre – primaria.
    Del 2004 a la fecha, el actual gobierno del Partido de la Liberación Dominicana ha firmado dos acuerdos con el FMI, en los cuales ha pasado catorce revisiones, que es como si hubiese terminado la primaria, la secundaria y en estos momentos se encuentra en el tercer año de la carrera universitaria.
    ¡Cuán grande es, señores, la diferencia en la conducción de la política económica entre el Partido Revolucionario Dominicano y el Partido de la Liberación Dominicana!’
    Mientras, en la dirección de la política económica, ellos no pasaron de pre – primaria, nosotros, sin embargo, podemos decir, sin ánimos de petulancia, que tenemos la categoría de  estudiantes universitarios.
    El reconocimiento del FMI a la política económica de la actual gestión de Gobierno adquiere mayores méritos cuando se sabe que se ha alcanzado a pesar de la crisis financiera y económica heredada del pasado gobierno perredeísta del 2000 al 2004, y la crisis financiera global que se ha desatado desde finales del 2007 hasta la fecha.
    En otras palabras, esta administración ha tenido que navegar en medio de un mar proceloso, de aguas bravías y altas oleadas, entre una crisis económica interna, de factura perredeísta, y otra externa; y a pesar de eso, la embarcación nacional ha evadido todos los peligros, ha sorteado todas las dificultades, y actualmente exhibe uno de los mayores índices de confianza en los mercados internacionales de todas las economías a nivel mundial.
    Y eso, pueblo dominicano, compañeros y compañeras, es algo de lo cual podemos sentirnos profundamente orgullosos.
    En el periodo 2000 – 2004, la economía de la República Dominicana se vio afectada por todos los males imaginables: la inflación más alta de América Latina; la mayor devaluación del peso en la historia nacional; crecimiento económico negativo; déficit fiscal; atrasos en el pago de la deuda externa; exorbitante aumento de la deuda interna y caída brusca de las reservas internacionales.
    En el año 2004, las reservas internacionales de la República Dominicana eran negativas en 22 millones de dólares, con lo cual queremos decir que no había reservas internacionales. Que para llegar a cero había que buscar 22 millones de dólares.
    Para diciembre del 2010, el actual Gobierno del Partido de la Liberación Dominicana disponía de 3 mil 343 millones de dólares en reservas netas.
    Cualquier comparación sería un abuso.
    La tasa de cambio llegó a cotizarse a 57 pesos por dólar y en los siete años de este Gobierno nunca ha pasado de 39 pesos por dólar.
    La tasa de desempleo superaba el 18%, lo cual representó un aumento significativo del nivel de desocupación que existía al dejar el Partido de la Liberación Dominicana el gobierno en el año 2000, que era de 13.9%.
    De 1 millón 826 mil personas que vivían por debajo de la línea de pobreza en el año 2000, se pasó a 3 millones 132 mil personas en el 2004, lo que equivale a decir que durante el gobierno del PRD el número de pobres aumentó en la República Dominicana en 1 millón 300 mil personas.
    Todo ese desastre ocurrió en un contexto de estabilidad y crecimiento de la economía mundial y de América Latina y el Caribe.
    Para esa época del gobierno del PRD, en que conforme al FMI, una inadecuada respuesta de política económica condujo a una crisis generalizada de confianza, la calificación de riesgo del país fue degradada al más bajo nivel: CCC.
    Esa es la calificación que actualmente recibe Grecia, un país con una gran tradición histórica y un inmenso potencial de desarrollo, pero que fue mal dirigido por administraciones anteriores.
    Y eso es lo que no podemos permitir que vuelva a ocurrir en la República Dominicana. Que caigamos de nuevo en la falta de confianza y en el deterioro de la calidad de vida de los dominicanos.
    Compañeras y compañeros, tenemos que  realizar un gran esfuerzo para evitar que los que provocaron esa situación de calamidad vuelvan, ya que, de lo contrario, no cabe dudas que se repetiría la tragedia que sufrió la sociedad dominicana durante el periodo 2000 – 2004.
    Por lo tanto, de ahora en adelante, de lo que se trata es de evitar que los trabajadores, los empresarios, los campesinos, los estudiantes, las amas de casa, y en fin, todo el pueblo dominicano olvide el retroceso que significó para el país, en todos los órdenes, la gestión de gobierno del PRD.
La consigna del momento es: Memoria contra el Olvido.
    Lo que conviene a la República Dominicana es que continúe gobernando la fuerza política que ha logrado generar la confianza y la estabilidad que el país requiere para avanzar hacia el desarrollo, la prosperidad y el bienestar.
    Esa fuerza política es la del Partido de la Liberación Dominicana, representada en el próximo torneo electoral por el compañero Danilo Medina, quien con la voluntad de Dios y el respaldo mayoritario del pueblo dominicano, será, a partir del 2012, el próximo Presidente de la República.
    La actual crisis financiera y económica global, como hemos indicado en otras ocasiones, es la más profunda y aguda crisis de la economía mundial de los últimos 80 años.
Esa crisis ha provocado la quiebra de grandes bancos en distintas partes del mundo, ha suscitado una falta de recursos en el sistema financiero internacional, y ha hecho tambalear hasta las economías más poderosas del planeta.
Esa crisis, que empezó como una crisis del mercado hipotecario de los Estados Unidos, se extendió por el resto de la economía mundial como consecuencia de la introducción de sofisticados instrumentos financieros, y su difusión, a nivel internacional, sin ningún tipo de revisión ni supervisión por parte de los gobiernos.
El resultado ha sido catastrófico. En el año 2009, la economía mundial, como consecuencia directa de la crisis, tuvo un crecimiento negativo de 0.5%.
Pero el impacto de la crisis en las economías desarrolladas, que son las que conducen al resto de las economías en desarrollo, fue aún mayor, expresándose en un crecimiento negativo de –3.4% ese año.
En el 2009, la economía norteamericana decreció a -2.6% y la canadiense, -2.8%.
En Europa, la tasa de crecimiento fue negativa en -5.6%.
La alemana decreció en -3.9%; la francesa, -5.5%; la inglesa, -8.1%; la italiana, -3.7%; la española, -2.5%; la irlandesa, -14.7%; y la griega, -7.6%.
    En América Latina y el Caribe, la economía de los países, en conjunto, decrecieron en -1.2%.
    Colombia, para citar un ejemplo, sólo creció 0.9%; Perú, 0.9%; Argentina, 0.5%; Guatemala, 0.4%; Ecuador, 0%; Brasil, -0.6%; Costa Rica, -1.3%; Nicaragua, -1.5%; Chile, -1.7%; México, -6.1%.
    En medio de esa situación hemisférica sombría y de incertidumbre, la República Dominicana emergió, en el 2009, como el país con mayor nivel de crecimiento económico en América Latina y el Caribe, con 3.5%.
    Al año siguiente, en el 2010, la economía dominicana repuntó a 7.8%, por encima de 25 países de América Latina y el Caribe, la cual, como región, creció, en promedio, 3.2%.
    La caída de la actividad económica mundial, producto de la crisis, generó de inmediato un incremento del desempleo.
    En los Estados Unidos, la tasa de desempleo, que en el 2007 era de 4.6%, subió a 9.6% en el 2010.
    En los países de la Zona Euro, el desempleo aumentó de 7.5% en el 2007, a más de 10% en el 2010.
    En España, la situación se tornó más dramática en la medida en que el desempleo se colocó en los alrededores del 20%.
    Otro reflejo de la caída de la economía mundial, fue la reducción del comercio internacional, el cual decreció, en términos de volumen, un 10.9%.
    La crisis también produjo efectos negativos en las balanzas comerciales y las balanzas de pagos de la mayoría de los países. Igualmente, generó una mayor fluctuación en los precios de los productos básicos, disminuyó la inversión extranjera a nivel mundial y afectó negativamente las recaudaciones fiscales de los gobiernos.
    Esa reducción de las recaudaciones y la necesidad de hacer frente a la crisis provocaron un incremento en los déficits fiscales de las economías de los países desarrollados.
    En el 2008, el déficit fiscal de esas economías fue de 4.4% del PIB, pero para el año siguiente, es decir, el 2009, había subido a 9.8%.
    En el 2010, se produjo una reducción, y se colocó en 8.8%.
    Una pregunta que todos podrían estarse formulando es la siguiente: ¿Cómo se financiaron esos déficits?
    La respuesta es que esos déficits tuvieron que ser financiados con endeudamiento, y por esa razón, Estados Unidos incrementó su deuda de un 62.2% del PIB en el 2007 a 91.6% en el 2010.
    Los países de la Zona Euro, a su vez, vieron crecer sus deudas, de un 66.2% del PIB en el 2007, a un 85.0% en el 2010.
    La nueva fase de la crisis que hoy estamos viviendo está asociada a los altos niveles de endeudamiento a que han llegado los países desarrollados para hacer frente a la crisis originada en el 2007 – 2008, lo cual arroja, en estos momentos, muchas dudas sobre la sostenibilidad de su recuperación económica.
     La manera en que la crisis podrá ser superada ha suscitado serias divergencias en las élites económicas y políticas de los países desarrollados, las cuales se han evidenciado en los debates del denominado G – 20, club exclusivo de los países ricos del mundo.
    En Europa, surgió la idea de que la mayor amenaza a la recuperación de la economía mundial estaba, precisamente, en la incapacidad de pago de la deuda, y por esa razón, ha priorizado el cumplimiento de esa obligación financiera por encima de cualquiera otra consideración.
    En los Estados Unidos, los economistas de la administración Obama siempre han considerado que en el corto plazo, lo más conveniente sería promover el crecimiento de la economía mediante el incremento del gasto público.
    De esa manera, según esos economistas, al crecer la economía, la proporción de la deuda disminuiría con respecto al Producto Interno Bruto.
    Pero tanto el Gobierno de los Estados Unidos como los gobiernos de los países europeos se han encontrado con la dura realidad de unos mercados inclementes y unas agencias calificadoras de riesgos rigurosas, que reclaman, en primer término, el cumplimiento en el pago de la deuda soberana.
    Esa presión de los mercados ha conducido, en Europa, a la aplicación de fuertes medidas de ajuste económico, lo cual ha conllevado a una reducción del gasto social, y por consiguiente, a la promoción del descontento generalizado de la población, que ha visto disminuir sus tradicionales condiciones de vida.
    Como resultado de eso, una oleada de protestas sociales se ha apoderado de Europa en los últimos tiempos, llegando a producirse escenas de confrontación en Grecia, Irlanda, Inglaterra, Francia, Portugal, España e Italia, que recuerdan los momentos más convulsivos y conflictivos de América Latina.
    En el caso norteamericano, el presidente Obama ha estado, por un lado,  emitiendo recursos a la economía a través de la Reserva Federal, y por el otro, negociando todos estos días con sus opositores del Partido Republicano, a los fines de ampliar el techo de la deuda de los Estados Unidos, con el propósito de cumplir con sus obligaciones de pago el próximo 2 de agosto.
    En caso de que no se produzca un acuerdo entre la Casa Blanca y el Congreso de mayoría republicana, antes de la fecha previamente indicada, la economía de los Estados Unidos entraría en un situación de cesación de pagos o default, algo nunca visto en la historia de ese país, lo cual, de producirse, provocaría un terremoto económico de escala mundial y consecuencias imprevisibles.
    Estamos confiados en que la sensatez, la prudencia y el buen juicio de los políticos norteamericanos se impondrá, y que, por consiguiente, tanto los Estados Unidos como el resto de la economía mundial saldrán ilesos de este nuevo percance surgido al calor del próximo certamen electoral presidencial norteamericano el año próximo.
    En el caso de la República Dominicana, a la propagación de los efectos de la crisis financiera y económica, se sumó el fuerte choque generado por la escalada alcista de los precios del petróleo y de los alimentos iniciado en el 2007 y que alcanzó su punto más alto a mediados del 2008.
    Ante el impacto de los precios del petróleo y los alimentos, el Gobierno dominicano reaccionó ampliando los subsidios a la energía eléctrica y extendiéndolo al precio del trigo y el maíz.
De igual forma, aumentando el número de beneficiarios del programa de Solidaridad en 160 mil 300 en el 2008, e incrementando el monto de la transferencia del componente Comer es Primero, de 550 a 700 pesos mensuales.
    Bajo el entendido de la necesidad de racionalizar los subsidios generalizados, se inició, a finales del 2008, el proceso de focalización del subsidio al gas licuado de petróleo.
    Con la incorporación de 770 mil 427 familias al programa Bonogás, se logró culminar exitosamente el proceso de focalización hacia los hogares más necesitados de este costoso subsidio.
    En el 2009, los efectos de la crisis se hicieron sentir con mayor dureza a través del deterioro del sector externo y la debilidad de las finanzas públicas.
    Las importaciones cayeron en 23.1%, mientras las exportaciones lo hicieron en 18.7%, lo que muestra la fuerte desaceleración tanto de la demanda externa como interna.
    Las remesas y la inversión extranjera directa tuvieron un crecimiento negativo.
    En cuanto al turismo, el incremento en la llegada de pasajeros fue de tan sólo un 0.8%, con una caída de ingresos por viaje.
    Los ingresos corrientes del Gobierno Central disminuyeron.
    Ante esta problemática, el Gobierno convocó, a principios del 2009, a la celebración de la Cumbre por la Unidad Nacional Frente a la Crisis Económica Mundial, en la cual se recomendaron medidas que fueron aplicadas para dinamizar la actividad económica, generar empleos  e incrementar las exportaciones.
Eso fue lo que permitió que la economía dominicana fuera, como ya hemos dicho, la de mayor crecimiento económico en América Latina y el Caribe, mientras otras, más fuertes y poderosas sucumbían al impacto de la crisis mundial.
    Además de las medidas económicas,  con la finalidad de mitigar el impacto de la crisis en los sectores más vulnerables de la población, también se adoptaron medidas de carácter social.
Se afiliaron 780 mil personas en el régimen subsidiado del Seguro Familiar de Salud, con lo cual la cobertura de dicho régimen sobrepasó los 2 millones de ciudadanos.
Se aumentó el tope de cobertura de enfermedades de alto costo y máximo nivel de complejidad.
Se incrementó el listado de medicamentos para los beneficiarios de la Seguridad Social. Se disminuyó el copago de los afiliados por concepto de cirugía y se eliminó para los casos de partos.
    Se apoyó a la población estudiantil de escasos recursos y se aplicó el programa de Incentivo a la Asistencia Escolar.
    Todas esas medidas de carácter social fueron tomadas en condiciones de precariedad económica para el Gobierno, pero que no fueron asumidas por la oposición en su ejercicio gubernamental, a pesar de que para entonces la economía mundial estaba en momentos de auge.
Esa es otra de las grandes diferencias entre la gestión de Gobierno del Partido de la Liberación Dominicano y la del Partido Revolucionario Dominicano.
Los gobiernos del PLD se han preocupado por aplicar políticas sociales. Los del PRD se han mostrado insensibles a las necesidades de los más pobres.
    Al año siguiente, en el 2010, la economía dominicana retomó su senda de crecimiento. El PIB aumentó en 7.8%, logrando que todas las actividades económicas mostraran señales de recuperación, en un marco de estabilidad de precios y de la tasa de cambio.
    En el 2010, la inflación fue tan sólo de 6.24%, y la tasa de cambio cerró en 37.04 pesos por dólar.
    Este comportamiento macroeconómico fue promovido en gran medida por una política fiscal que, durante la primera mitad del año, estuvo fundamentada en el aumento del gasto público, conforme a lo pautado en el programa con el Fondo Monetario Internacional.
    Sin embargo, influido por el debate que se realizaba en el marco del G – 20, el FMI realizó un cambio en la orientación de su política, que en lugar de ser fiscalmente expansiva, ahora, al revés, estaba dirigida a restringir el gasto público.
    Como consecuencia de ese cambio de orientación en la política del Fondo Monetario Internacional, de los meses de julio a diciembre del 2010, el Gobierno tuvo que recortar el gasto público en 40 mil millones de pesos, hecho sin precedente en la historia financiera nacional.
    En el transcurso de este año, el Gobierno ha continuado con su política de restricción del gasto, el cual se estima que sería de un monto de 20 mil millones de pesos.
    Esto es importante destacar, ya que, en ocasiones, algunos de nuestros más enconados detractores sostienen que a pesar de la crisis económica mundial, que ellos reconocen, el Gobierno, sin embargo, ha mantenido una actitud de dispendio y despilfarro.
    Nada más lejos de la verdad. Todo lo contrario. Este es el gobierno que ha asumido con mayor responsabilidad el manejo del gasto público en un contexto de crisis mundial.
    Ahora, imagínense ustedes lo que habría sido la actual situación bajo un gobierno del Partido Revolucionario Dominicano.
    ¡Sería la República de Sálvese Quien Pueda!
     Y no puede ser así. El país no se merece tan funesto destino.
    Pero además del fuerte ajuste a que el Gobierno ha debido someterse para mantener el acuerdo con el FMI y garantizar la estabilidad macroeconómica, hay otros retos que las actuales autoridades han tenido que enfrentar en el curso de los últimos dos años.
    Entre esos, cabe mencionar el retorno del alza de los precios de los combustibles y de los alimentos.
    Esas alzas, como ya sabemos, no obedecen, en su esencia, a un problema de oferta y demanda en los mercados internacionales, sino a la especulación financiera sobre los mercados de futuro que hemos venido denunciando en el plano internacional, como una práctica lesiva al desarrollo de los pueblos.
    Para este año, 2011, se proyecta, en promedio, que el precio internacional del petróleo será de 106 dólares el barril, un incremento de más de 35% sobre el valor promedio del año pasado.
    Esto provocará un impacto negativo de unos 1 mil millones de dólares en la cuenta corriente de la balanza de pagos.
    Por otra parte, se perfila que los precios internacionales de las principales materias primas alimenticias registrarán alzas promedios superior al 42% en el caso de los cereales y de más del 26% en el caso de las oleaginosas.
    El alza de los combustibles tiene un efecto directo sobre el sector energético, el sector transporte y el sector productivo nacional.
    En lo que atañe al sector energético, el incremento de los combustibles ha significado más que duplicar las transferencias que se había contemplado en el presupuesto nacional.
    De 470 millones de dólares se pasará a cerca de 1 mil millones de dólares al sector eléctrico.
    Con la finalidad de proteger a los hogares, el Gobierno absorbió durante algún tiempo los incrementos de los combustibles y se esforzó en evitar un aumento en la tarifa eléctrica.
Sin embargo, llegó el momento en que por la magnitud e intensidad de las alzas de los precios del petróleo, esto se hizo insostenible, ya que debilitaba las finanzas públicas y ponía en riesgo la estabilidad macroeconómica.
    Igual ha ocurrido con el sector transporte. Conforme a la Ley de Hidrocarburos, los precios de los combustibles a nivel nacional se establecen en relación con los de los mercados internacionales.
    Sin embargo, los precios internacionales del petróleo y sus derivados han aumentado en forma tan desorbitada, que hacen imposible traspasar cada semana a los consumidores dominicanos la totalidad de esos incrementos.
    Para atenuar el efecto de esas alzas desmedidas de los precios internacionales, el Gobierno absorbe una parte de las mismas, lo cual ha originado una deuda con la Refinería Dominicana de Petróleo, que en estos momentos se encuentra cerca de los 2 mil millones de pesos.
    Eso es algo que no sabe la población dominicana, y que debemos explicárselo. Que el Gobierno, hasta ahora, ha protegido con 2 mil millones de pesos al sector transporte y a la ciudadanía en general, al no traspasarle la totalidad del incremento de los precios del petróleo.
    A pesar de la pesadilla que ha significado la crisis económica mundial, en la República Dominicana no hemos cesado de avanzar en nuestros proyectos de desarrollo nacional.    
    Durante esta gestión de Gobierno, se han construido carreteras, puentes, escuelas, hospitales, acueductos y viviendas.
    Durante este Gobierno, se ha construido la carretera San Cristóbal – Baní. Se ha construido la del 15 de Azua a San Juan; y la de San Juan a Barahona.
    Durante la gestión de gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, se ha construido la Carretera Santo Domingo – Samaná; la de Casabito – Constanza; y se ejecuta en estos momentos la de El Río – Jarabacoa y el Boulevard del Atlántico.
    Se avanza en la terminación del proyecto Corredor Duarte y se activa el de Viadom, el cual incluye la construcción, rehabilitación y mantenimiento de 269 kilómetros de los tramos viales más importantes del país, la Circunvalación de Santiago y la ampliación de la Carretera Navarrete – Puerto Plata.
    Actualmente se realiza, en forma acelerada, la Carretera de El Coral, así como el Boulevard Punta Cana – Uvero Alto.
    Se han puesto en funcionamiento los acueductos de la Línea Noroeste (Primera y Segunda Etapa); Barreras de Salinidad en el Gran Santo Domingo; Acueducto del Suroeste; San Francisco de Macorís; San Cristóbal; La Romana; Nagua y Samaná, entre otros.
    Se construyó y se puso en operación la presa de Pinalito; y se encuentran en proceso de construcción las de Pinalito, La Placeta y Monte Grande.
    Se puso en funcionamiento la Autopista Eléctrica del Cibao.
    Se han realizado varios proyectos de construcción de viviendas.
    Se han inaugurado diversos puentes. Se han construido centenares de escuelas y reparado miles de aulas. Se han puesto en funcionamiento decenas de hospitales y clínicas rurales.
    Se ha hecho una revolución en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con la construcción de diversos centros regionales. Se ha innovado con la creación de las Farmacias del Pueblo y se ha construido el Metro de Santo Domingo, que transporta mensualmente a dos millones de usuarios.
    En fin, la crisis económica mundial no ha impedido que el Gobierno del PLD haya continuado su labor de progreso a favor de las mayorías del pueblo dominicano.
    Las mayores dificultades las hemos encontrado en las transferencias que el Gobierno debe hacer al sector eléctrico nacional y al Banco Central, que son una herencia de la mala gestión de nuestros antecesores en la dirección de la vida pública del país.
    Si el gobierno del PRD no hubiese firmado el Acuerdo de Madrid no se habría estancado la inversión privada en las áreas de generación y distribución eléctrica, y, por consiguiente, no habría habido necesidad de realizar el nivel de transferencias de fondos que durante los últimos años se ha tenido que hacer a la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales.
    Desde el 2005 al 2010, el Gobierno dominicano ha transferido a la CDEEE, 158 mil 500 millones de pesos.
    De igual manera, como resultado del desacertado manejo de la crisis bancaria interna del 2003, el Gobierno dominicano se ha visto obligado a transferir recursos al Banco Central, desde el 2006 a la fecha, de 35 mil 500 millones de pesos.
    Si sumamos las transferencias al sector eléctrico y al Banco Central, veremos que totalizan, entre el 2005 y el 2010, 194 mil millones de pesos.
    Señoras y Señores, con esos 194 mil millones de pesos que hemos tenido que transferir, el Gobierno habría podido realizar algunas de las siguientes medidas:
Haber llevado la inversión en educación no sólo al 4% del PIB, sino al 5.1%, en los últimos tres años.
Haber construido 7 líneas del Metro de Santo Domingo.
Haber pagado el 50% de la deuda externa.
Haber incrementado el monto de la Tarjeta Solidaridad de 1 mil 400 millones de pesos a 3 mil 300 millones de pesos.
Sin embargo, nada de esto ha podido realizarse debido a la herencia nefasta recibida de la gestión de gobierno del Partido Revolucionario Dominicano.    
Con la colocación de los 500 millones de dólares de los bonos soberanos en los mercados internacionales, el desembolso de 340 millones de dólares del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo y los 25 mil millones de pesos que serán colocados en el mercado local, nos proponemos cumplir, en el transcurso de este año, con los compromisos establecidos en el Presupuesto Nacional.
Con los 7 mil millones adicionales en bonos que serán aprobados por el Congreso Nacional, procederemos al pago de deudas contraídas con productores, contratistas y proveedores de bienes y servicios al Estado dominicano.
Con los recursos previamente indicados, tenemos como meta promover mecanismos de fortalecimiento a la seguridad ciudadana, muy especialmente a la ampliación del programa Barrio Seguro.
Pero, de igual manera, fortaleceremos la producción agropecuaria para garantizar la seguridad alimentaria de nuestra población más vulnerable. Reforzaremos el Plan Social de la Presidencia, los Comedores Económicos, el Inespre y las Plazas Agropecuarias del Ministerio de Agricultura.
En cada una de las provincias continuaremos con nuestros programas de desarrollo comunitario.
Para el mes de octubre de este año, daremos inicio a la segunda etapa del Plan Nacional de Asfaltado y Bacheo, y por lo tanto, completaremos la pavimentación de las calles de los municipios que no pudieron ser completados en la fase anterior.
Terminaremos un conjunto de carreteras secundarias que comunican a diversas comunidades del país.
Se llevará a cabo un plan intensivo de rehabilitación de caminos vecinales en todo el territorio nacional.
Está ya en ejecución un ambicioso proyecto habitacional en 20 provincias.
Terminaremos diversos acueductos en fase de construcción. Se dará solución al problema de aguas residuales con la instalación de plantas de tratamiento.
Se concluirán los proyectos de construcción de muros de contención para protección de las comunidades que habitan a orillas de los ríos.
Pondremos en marcha un proyecto para la terminación de los multiusos a nivel nacional.
Continuaremos con la construcción de escuelas, liceos, hospitales y clínicas rurales, actualmente en proceso de realización; y completaremos los Centros Tecnológicos Comunitarios.
En resumen, compañeras y compañeros, pueblo dominicano, con la aprobación de las revisiones quinta y sexta del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, la economía dominicana entra en una nueva dinámica.
Ahora, iniciamos una nueva etapa de mayor activación en la realización del conjunto de proyectos a que he hecho referencia.
La crisis económica mundial no va a desaparecer del horizonte en los meses por venir. Los precios del petróleo y de los productos básicos continuarán siendo una amenaza.
Pero el Gobierno, junto al pueblo, no desmayará en buscar siempre las soluciones más adecuadas a los distintos problemas que agobian a la sociedad dominicana.
Por su parte, el Partido de la Liberación Dominicana se mantendrá vigilante frente a la demagogia, la manipulación y los intentos de confundir al pueblo dominicano en sus esfuerzos por construir una mejor nación.
Como dijera Abraham Lincoln, ese gran estadista de dimensiones históricas, “Se puede engañar a una parte del pueblo, todo el tiempo. Se puede engañar a todo el pueblo, una parte del tiempo. Lo que no puede hacerse es engañar a todo el pueblo, todo el tiempo. ”
Estamos convencidos que con nuestro esfuerzo, con nuestro trabajo y nuestra dedicación, el pueblo siempre conocerá la verdad. Jamás será objeto de engaño, confusión ni desorientación, pues como en diversas ocasiones expresara el guía espiritual de nuestro Partido de la Liberación Dominicana, el profesor Juan Bosch, el pueblo dominicano es un pueblo tan inteligente, tan perspicaz y tan clarividente que conoce al cojo sentado y al ciego durmiendo.

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