Una de las claves para dominar la tensión nerviosa es el control de nuestro propio cuerpo. La experta Laurence Levasseur propone una serie de sencillos ejercicios de ‘relajación dinámica’ destinados a serenarlo y ponerlo a punto en pocos minutos.
¿Sueñas con unas largas vacaciones tranquilamente al sol? ¿Tienes insomnio? ¿Tu familia y amigos te reprochan tu estado nervioso? ¿En el auto te entran ganas de matar a alguien cada cinco minutos? ¿Ya no sientes gusto por nada?.
¡Por favor, no se estrese!: sólo una pocas preguntas más: ¿En los últimos tiempos llorado en medio de una reunión? ¿Has vuelto a fumar y, en esta ocasión, más que nunca? ¿Temes caer enfermo porque tu estilo de vida deja mucho que desear?.
Según la francesa Laurence Levasseur, experta en técnicas de comportamiento y cognitivas, y autora del libro 50 ejercicios para combatir el estrés, si contestaste afirmativamente a dos de las cinco preguntas del principio de tu historia entonces, “el estrés ocupa un lugar importante en tu vida, y necesitas tomar el control sin dejar que la tensión nerviosa te venza”.
Si ha respondido “sí” a 6 o más preguntas, tu situación es preocupante”, según Levasseur.
Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, “el estrés aparece cuando hay un desequilibrio entre la percepción que una persona tiene de las obligaciones que le impone el entorno y la percepción de sus propios recursos para hacerles frente”.
Según la autora, una de las claves para dominar el estrés es el control de nuestro propio cuerpo, que nos va a permitir construir y mantener nuestras reservas psíquicas para gestionar las primeras señales fisiológicas de esa tensión.
Para conseguirlo, la experta propone la siguiente serie de sencillos ejercicios de ‘relajación dinámica’ destinados a serenarse psicológicamente, los cuales permiten poner en perfecto balance el cuerpo en poco tiempo y de modo discreto.
• ¡Bosteza, bosteza!.
Algunas veces no necesitamos forzarnos a bostezar, sólo basta con pensar en ello, y nos entran unas ganas irrefrenables de hacerlo. Hay que bostezar cada vez más ampliamente, una y otra vez. Al poco tiempo se siente cómo se van deshaciendo rápidamente las tensiones.
• Viaja al país de la sonrisa. Procura reír.
Mantener la sonrisa al menos durante 90 segundos, observando las modificaciones del rostro, las mejillas, las comisuras de los labios. Relaja los músculos.
• Vigorízate con unos ¡golpecillos!.
Cuando tu cuerpo envía señales fisiológicas de fatiga, ligadas a un estrés, colócate de pie, tumbado o sentado. A continuación golpéate (con firmeza pero sin causarse dolor) el cuerpo de abajo arriba con los puños cerrados. Mantenga la muñeca flexible, comience por el lado izquierdo y después pase al derecho.
• Transfórmese en un muñeco de látex.
De pie, imagine que tu cuerpo está blando, sin rigidez ni equilibrio. Siente esa sensación por todo el cuerpo. Ahora imagina que cada uno de las partes de ese “cuerpo de látex” se retuerce en todos los sentidos: miembros, cabeza, tronco. Muévete por la habitación, haz movimientos descoordinados, casi a punto de desequilibrarte y caer (pero sin hacerlo, por supuesto). ¡Ya te encuentrará relajad@!.
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