NUEVA YORK._ El 8 de diciembre de 1997, el narcotraficante dominicano Daniel Santana (35 años ahora), llegó a un apartamento del segundo piso en el edificio 305 Oeste de la calle 150 en el sector de Harlem. Desconocía que dentro, habían dos mujeres y un hombre, una de ellas, informante de la fiscalía de Manhattan e identificada como la dominicana Carmen María (compatriota suya). Santana estaba acompañado por dos cómplices con quienes fue a dar un “tumbe” al que según sus informaciones, era un “punto” de drogas. Pistolas en manos, el trío exigió a los ocupantes del inmueble entregar toda la droga y el dinero que tenían “clavado” en la residencia. La mujer, estaba acompañada por un hombre que sobrevivió milagrosamente a la vorágine creada provocada por Santana, producto de descontrolada ira, cuando se enteró de que había ido al lugar equivocado.
Ante la resistencia de la mujer y el hombre, Santana y sus secuaces, la rociaron con gasolina y le prendieron fuego viva. Al compañero de María, lo quemaron también con una plancha para ropa y luego lo torturaron con el cable eléctrico del mismo aparato.
Ella sufrió quemaduras en más del 90% de su cuerpo y fue ingresada al hospital Harlem de la calle 135 y avenida Lenox, donde murió nueve horas más tarde. El hombre quemado huyó asustado y por temor a ser asesinado, no se presentó a la policía ni a la fiscalía para relatar el hecho.
Las llamas coparon todo el edificio, quemando parcialmente la estructura. Durante la investigación que comenzó desde el mismo día del crimen, dio con el paradero del quemado y otros dos testigos presentaron testimonios, señalando directamente a Santana como el responsable.
Cuando un vecino ayudó a María a salir de las llamas, todavía estaba viva. El incendio se originó a las 4:30 de la madrugada. Su muñeca derecha fue atada a algún tubo del cuarto donde se encontraban. Tenía 31 años de edad.
El piso estaba virtualmente cubierto con fósforos usados. Los vecinos quedaron aterrorizados por la brutalidad del asesinato. Una vecina que escuchó la rotura de cristales de una de las ventanas a causa de la fuerza del siniestro, dijo haber visto a María, totalmente carbonizada.
Santana, quien en ese momento se desempeñaba como oficial de crédito en una empresa de bienes raíces, había sido condenado previamente por posesión de armas de fuego y robos. Luego de cinco años en la cárcel, el acusado que tiene esposa y tres hijos, regresó a la comunidad.
Pensó que el asesinato de la indefensa mujer a la que quemó viva, quedaría impune, olvidándose de la famosa frase de que “el crimen no prescribe”. El 19 de agosto del 2008 fue arrestado, cuando un examen de su ADN dio positivo a través del programa de “Casos Fríos”, establecido por el Fiscal de Distrito Cyrus R. Vance Junior para hacer justicia a criminales que han cometido delitos hasta ahora sin resolver.
Uno de sus cómplices está prófugo.
Santana fue encontrado culpable por un jurado de la Corte Suprema en Manhattan por dos cargos de asesinato en segundo grado, incluyendo 1 de asesinato en segundo grado con depravación e indiferencia a la vida humana y uno más de secuestro en primer grado.
La sentencia está programada para esta tarde a las 2:00 a cargo del juez Farber. En su momento el caso fue investigado por el detective Stefano Braccini de la Brigada o4.305, ahora retirado.
Hidalyn Colón, portavoz de la oficina de prensa hispana de la fiscalía, dijo que en la audiencia de esta tarde para sentenciar a Santana, estarán presentes familiares de Carmen María y posiblemente el sobreviviente del ataque.
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